viernes, 18 de febrero de 2011

CRIANZA EN ROBLE

Los vinos de categoría media y alta tienen un período de crianza en roble antes de embotellarse. Será decisión del enólogo qué tiempo será y además qué tipo de roble se usará. La mayoría de los tintos y algunos blancos como el Chardonnay son beneficiados con el uso de roble, mientras que otros vinos blancos suaves se verán apagados por las propiedades de la madera.
El vino en contacto con el roble permite una micro oxigenación gracias a la porosidad de la madera. De esta forma se acentúan los antioxidantes del vino y se estructura mejor. Los taninos se suavizan, por ello cualquier vino con pasaje en roble será más amable. Además, el roble aporta diferentes descriptores aromático como chocolate, vainilla, tostado, humo, café, caramelo, etcétera. Además, un vino con paso por roble tendrá un mayor potencial de guarda, en definitiva, más personalidad.

Las barricas de roble suelen ser muy caras, no sólo por su materia prima sino por su elaboración, la cual no es nada fácil. La bodega puede elegir qué grado de tostado del roble quiere, de esa forma se comenzará a determinar el tipo de vino que nacerá de allí. Las barricas de roble se pueden utilizar varias veces, pero cada vez que se usan aportan menos propiedades al vino que contienen.



Los robles más utilizados son el francés y el americano. El primero es más “blando” y ello hace que las características que aporte sean más suaves, además otorga al vino sus propiedades de forma más lenta que el americano. Este último es más “duro” y los sabores y aromas que otorgan son más fuertes. Es muy común que las bodegas combinen partidas guardadas en uno y otro tipo de roble, con diferentes tipos de tostado, para dotar a los vinos de mayor complejidad y nivelar las aristas otorgadas por cada uno. Lamentablemente son pocas las bodegas que lo aclaran. El roble rumano es muy similar al francés, al punto que varias tonelerías han comenzado a comprar su materia prima allí.


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